lunes, 22 de agosto de 2011

¿LA FE MUEVE MONTAÑAS?... EPUR SI MUOVE

Sentados en sus ostentosas sillas, había siete cardenales en la sala,  ataviados todos ellos con sus largos trajes rojos, me prodigaban miradas llenas de odio. Sabía perfectamente que aquello no era más que un trámite, un teatro, una gran mentira, de no ser amigo íntimo del papa Urbano VIII esos ignorantes ya me habrían quemado en la hoguera. ¿Quién necesita un juicio eclesiástico cuando ya los jueces te han condenado?... Me perdonarían la vida a cambio de jurar sobre el santo libro que todas mis conjeturas eran equívocas y que era la tierra, y no el sol, el centro de nuestro sistema cósmico.

Quizá por cobardía, o tal vez, porque aunque lejos, este matemático podría continuar investigando sin llamar mucho la atención, elegí la pena del destierro y el olvido, pero con vida, al fin y al cabo… O al menos eso pensaba yo porque lo que me esperaba era igual a la muerte. No podría volver a publicar mis investigaciones y no se me permitiría continuar con los estudios de Copérnico, así que, me preparé para mi entierro intelectual.

Un obispo me condujo hasta el centro de la sala, con una mano en el pecho y la otra en la primera página del Apocalipsis, tuve que abjurar de lo que para mí suponía toda mi existencia, traicionar a la ciencia, negar la verdad.

Una vez finalizado el proceso y dictada la sentencia yo debía abandonar la sala. Sólo siete pasos me separaban de la puerta de entrada al templo. Un largo camino cuando se realiza bajo cientos de miradas de rencor y antipatía. Conté mis movimientos, uno, dos, llevaba la cabeza baja, mirando al suelo, tres, la levanté desafiante, cuatro, casi estaba en el umbral, cinco, seis, abrí la puerta, me giré hacia la sala y sin pensarlo dos veces lo dije, Epur si muove, siete, la libertad…para el alma, al menos.

En 1633 Galileo Galilei  fue procesado y forzado al exilio por la Inquicición Romana. Lo condenarían a muerte si no se retractaba de su tesis Heliocentrista en la que defendía que la tierra gira alrededor del sol. Para la Iglesia de aquel momento, esto era herejía pues mantenía férreamente que todo, incluido el sol, debía girar alrededor de la tierra y no al revés.

Según la leyenda después de jurar, el científico, no pudo dominar su orgullo y gritó: Epur si muove, (… Sin embargo se mueve). El ser humano jamás se baja bien del burro… Si lo analizamos con sensatez esto nunca debió ocurrir porque si realmente el científico hubiera dicho eso, lo hubieran prendido en la hoguera esa misma tarde.

Los avances científicos favorecen a la población, tanto si se es creyente, como si no. Hacen bien a todos, independientemente del credo. Dada esa premisa, los poderes públicos sólo deberían dotar de presupuesto a los laboratorios y centros de investigación… ¿O no?, ¿Pueden las administraciones colaborar con determinadas sectas?, ¿Es lícito que el gasto económico sea mayor con una religión determinada?

Como historiadora me fascinan las religiones, todas ellas. Desde un punto de vista antropológico, sus ritos, sus cantos y sus preceptos nos hablan de la cultura de un lugar y de la personalidad de sus habitantes. Tradiciones que pese a que se deben salvaguardar, han de convivir con otras costumbres, de igual importancia,  aunque tengan menos adeptos.

Cuando se habla de fe lo que beneficia a unos, puede que no beneficie a otros… Sólo la ciencia certifica un bienestar común… ¿Qué dogma de fe puede rebatir un Epur si Muove?

martes, 9 de agosto de 2011

IRONÍA SOCRÁTICA

Quería ridiculizarlo, dejarlo sin palabras y aunque tan sólo fuera por una vez  gozar de la experiencia de ser el maestro más perspicaz de Grecia. Miraba a los seguidores de aquel charlatán con sumo desprecio, para él no eran más que meros borregos que caminaban siguiendo al pastor sin entender ni una sola de sus enseñanzas.
Querefenote odiaba ver la cara de necio que ponía su mentor  cuando mantenían una conversación. Estaba convencido de que era un hipócrita que aún siendo sabio se hacía pasar por ignorante para exacerbar a su enemigo.
Pero esta vez no podía fallar, lo llevaría hasta el Oráculo de Delfos y cuando la sacerdotisa dijera que sin duda era el hombre más inteligente de la tierra, no podría decir lo contrario y lo más importante... Tampoco podría preguntar... No había cabida para su mil veces usado ¿Y por qué? Tendría que aceptar la ventura, reflexionaba Querefonte, y rendirse al hecho de que sí existían conceptos eternos, certeros y sin explicación.
Una mañana fría de Diciembre todos los alumnos tomaron asiento en torno al Oráculo y Querefonte formuló la pregunta:
-¿Existe alguien más sabio que Sócrates?
-No, ningún ser terrenal es más sabio que Sócrates.
¡Ajá! pensó el díscolo pupilo, no había más que hablar, Sócrates debía asumirlo.
-¿Qué opina de esto maestro?
-Debo vacilar de todo, nada es susceptible de duda... pese a mis fuertes creencias he de decir ¿Por qué cree tener esa certeza?
¡No! dudaba incluso de la palabra divina e incuestionable.
Realmente Querefonte no era alumno de Sócrates sino su amigo y este hecho, si es que ocurrió, probablemente no sucedió del modo en el que yo lo he contado, a mi imaginación poco le importa. La Mayéutica, método inductivo, por el cual, el filósofo freía a preguntas a los discípulos para que ellos mismos hallaran la lógica dentro de sus preceptos, está presente (y oculta a la vez) en todos los designios... En todas las frases... Y en todos los mensajes...

¿Dudas de algo o de alguien?... Anímate, ármate de valor, acércate y pregúntale: ¿Por qué?

¿LOS RECHAZADOS?

Las entrañas se le retorcían de la envidia, los celos se habían apoderado de él, William Bouguereau se preguntaba continuamente cómo era posible que aquellos trazos incoherentes, sin definición, aquella falta de figuración y esa extraña luz supusieran el final de la academia, ¡Inaceptable!, antes cerraría el Salón Oficial, o lo quemaría, con todos los cuadros dentro, que permitir que semejante horror se expusiese.
Era consciente de que ese año habían descalificado muchas obras y los autores parecían buscar venganza, pero qué podía hacer él, simplemente no eran aptos, no tenían las cualidades suficientes que mandaba el buen gusto en el arte. Estaba convencido de que los valores y las normas que regían la estética hasta el momento eran las idóneas, ¿Cómo no iba a estarlo? Él era el máximo exponente del candor y la gracia, él y sólo él, era el mejor artista de Francia y por lo tanto podía juzgar a su antojo quién debía llamarse pintor y quién no. Pero sus apellidos le perseguían como una pesadilla, Manet, Degas, Monet, Sisley… trasgresores dispuestos a violar todas las leyes de la armonía, ¡Já! pensaba, que batacazo se van a llevar, en unos días nadie recordará quienes eran.
¡Pero si hasta se habían puesto un nombre ridículo! ¿Qué significaba eso de Los Impresionistas?... Estaba seguro, tenían los días contados.
En 1863 El Salón Oficial de la Academia Parisina era el único lugar donde los artistas podían exponer pero ese año sus severos jueces, también pintores de gran talento, desestimaron más de 3.000 obras por considerar que no eran dignas de tan magno lugar. Napoleón III decretó que los excluidos podían mostrar sus obras en una sala anexa al Salón Oficial, lo que se conoció como El Salon des Refusés, (Salón de los Rechazados).
En esa sala de “perdedores” expuso por primera vez, Édouard Manet, hecho que posibilitó que posteriormente le siguieran los virtuosos Impresionistas, cuyas obras, hoy, están valoradas en millones de dólares.

Como supongo que ya habéis adivinado, el bueno de Bouguereau nunca albergó los viles sentimientos que yo le he hecho tener... ¿O quizá sí?... Ciertamente fue uno de los jurados de la academia y hasta aquel momento su éxito era apabullante pero su gloria se ensombreció y los cánones de belleza cambiaron. Durante años las maravillosas obras de Bouguereau (Porque eso sí, sus representaciones también fueron, son y serán magníficas) ni siquiera salían en los libros de Historia. 

 ¿Pueden ser los rechazados de hoy los triunfadores del mañana? , ¿Y si esa persona, que ahora maneja la batuta, está equivocada?
                                                                                                        

Eros y Psique. Bouguereau.1889   








                                                     
                 
        
                         


                                                                                                                                                
Claudet Monet. Impresión, Sol Naciente. 1872







miércoles, 3 de agosto de 2011

RESPIRA


Se sentía poderosa, había logrado hacerse un hueco en la caótica y fulgurante sociedad neoyorkina del arte. Su nombre, sin luces de neón, lucía en el humilde cartel de la sala de exposiciones… Algo es algo, se decía sonriente pues sabía que aquello no era más que el principio. Orgullosa y temeraria, sin miedo al fracaso, pensó cuales eran las mejores palabras para invitar a aquel misterioso galán a visitar su pequeña muestra artística. En una frase debía resumir el contenido de sus obras y crear en él una expectación tal que le llevara a traer su famoso y carísimo culo hasta su galería. No iba a halagar sus cualidades, ese no era su estilo, a ella le gustaba ser el centro de atención y que los piropos se centraran en su persona, no al contrario. En realidad la suerte la iba a tener él… pese a ser un ídolo de masas la arrolladora personalidad que ella poseía aplastaría a las grupis como una locomotora.
Nada podía hacer aquel pobre mortal, se rendiría a sus pies porque en el fondo no era más que un tímido chico inglés inseguro y medio perdido en un mundo que no paraba de crecer… Ansiaba un pilar, una columna a la que aferrarse para que la los intensos vientos de la realidad no le arrastraran a su paso.
Ella sería su descanso, el que todo guerrero necesita, le traería el aire, el oxígeno necesario… y nunca podría prescindir de ella… Sería su adicción. 


Una de las miles de versiones de cómo se conocieron Yoko Ono y John Lennon, cuenta que ella le invitó a su exposición a través de una simple nota, cuando el músico la abrió, leyó: Respira. 
Me temo que es una leyenda pero me da igual, así imagino yo a la racional y fría Ono intentando remover el mundo de un Beatle para conseguir sodomizar su intelecto… Infalible, ¿Quién podría resistirse a eso?, ¿Quien podría dar de lado a alguien que ofreciese semejante regalo?
Ahora nos toca a nosotros, deja de pensar en los números rojos del banco, en el trabajo, en los niños, en tu pareja, en los niños de tu pareja y en la crisis mundial; Cierra los ojos, toma aire y RESPIRA.